Los hongos en las uñas de los pies (onicomicosis), son una afección mucho más común de lo que la mayoría imagina. Aunque no suele representar un peligro grave para la salud, puede convertirse en un problema crónico, antiestético y, en algunos casos, doloroso si no se trata a tiempo.
Entender qué son, cómo se desarrollan y cómo prevenirlos es esencial para mantener la salud de los pies y evitar complicaciones innecesarias.
¿Qué son los hongos en las uñas?
La onicomicosis es una infección fúngica que afecta una o varias uñas, generalmente en los pies, aunque también puede aparecer en las manos. Está causada por diferentes tipos de hongos dermatofitos, levaduras como la Candida o mohos no dermatofíticos.
Esta infección suele comenzar como una mancha blanca o amarilla en la uña del pie. A medida que el hongo avanza, puede hacer que la uña se decolore, engrose y/o se desintegre en los bordes. En casos avanzados, puede incluso llegar a desprenderse parcial o completamente.
Causas y factores de riesgo
Los hongos prosperan en ambientes húmedos lo que convierte el interior del calzado un lugar ideal para su desarrollo. Algunas causas y factores de riesgo comunes incluyen:
- Exposición constante a la humedad.
- Uso de calzado cerrado por largos periodos.
- Caminar descalzo en lugares públicos como duchas, piscinas o vestuarios.
- Lesiones en las uñas o pequeños traumatismos repetidos.
- Tener pie de atleta (una infección fúngica en la piel que puede extenderse a las uñas).
- Sistema inmune debilitado.
- Enfermedades como la diabetes o trastornos circulatorios.
También hay una predisposición genética en algunas personas, haciendo que sean más propensas a contraer infecciones micóticas.
¿Cuáles son los síntomas?
Los signos más frecuentes de la onicomicosis incluyen:
- Cambio de color: manchas blancas, amarillas, marrones o negras.
- Engrosamiento de la uña.
- Fragilidad: la uña se astilla fácilmente.
- Deformidad o curvatura anormal.
- Mal olor.
- Separación de la uña del lecho ungueal (onicólisis).
- En algunos casos, dolor o molestias al caminar o usar calzado.
Tipos de onicomicosis
Existen varias formas clínicas de esta infección, entre ellas:
Distal subungueal (la más común):
comienza en el borde libre de la uña.
Blanca superficial:
afecta la capa externa y se presenta como manchas blancas en la superficie.
Proximal subungueal:
rara, suele verse en personas inmunocomprometidas.
Onicomicosis por cándida:
más frecuente en uñas de las manos, pero también puede afectar los pies.
¿Cómo se diagnostica?
Aunque en muchos casos el diagnóstico puede hacerse visualmente, lo ideal es que un profesional tome una muestra de la uña (raspado o recorte) para analizarla en laboratorio:
- Cultivo micológico: para identificar el hongo específico.
- KOH (hidróxido de potasio): ayuda a visualizar estructuras fúngicas al microscopio.
- En algunos casos, biopsia o estudio histológico.
Esto es fundamental para evitar confundir la onicomicosis con otras afecciones de la uña (como psoriasis ungueal, traumatismos, eccema o distrofias).
Tratamiento: ¿Cómo se eliminan los hongos?
El tratamiento de la onicomicosis es prolongado y puede durar de semanas a varios meses, dependiendo del grado de afectación, el tipo de hongo y la respuesta del paciente.
- Esmaltes antifúngicos (amorolfina, ciclopirox).
- Cremas o soluciones aplicadas diariamente.
- Requieren constancia y suelen ser más eficaces en casos leves o superficiales.
Tratamientos orales
- Antifúngicos sistémicos como terbinafina, itraconazol o fluconazol.
- Se utilizan en infecciones más extensas o persistentes.
- Requieren control médico, ya que pueden afectar el hígado o interactuar con otros medicamentos.
Tratamientos complementarios
- Láser antimicótico: tecnología reciente que destruye el hongo con calor (aún en evaluación científica).
- Desbridamiento mecánico o quirúrgico: en casos graves, se puede retirar parte o toda la uña afectada.
- En algunos países, también se utilizan productos naturales como el aceite de árbol de té o el vinagre de manzana, aunque su eficacia no está completamente comprobada por estudios clínicos.
¿Se puede prevenir?
¡Sí! La prevención es clave, especialmente si ya has tenido hongos alguna vez. Aquí algunas recomendaciones prácticas:
- Mantén los pies limpios y secos.
- Usa calzado ventilado y hecho de materiales naturales.
- Cambia los calcetines diariamente y evita los sintéticos.
- No compartas zapatos, toallas ni cortaúñas.
- Seca bien entre los dedos después del baño.
- Usa sandalias en duchas públicas, piscinas y vestuarios.
- Si tienes pie de atleta, trátalo inmediatamente para evitar que el hongo pase a las uñas.
- Desinfecta regularmente tu calzado con talcos antifúngicos o sprays.
¿Es contagioso?
Sí, los hongos en las uñas son moderadamente contagiosos. El contagio ocurre principalmente por contacto indirecto con superficies contaminadas (pisos, alfombras, toallas, tijeras, etc.). Aunque no es tan fácil contagiarse como con un resfriado, las personas con defensas bajas o predisposición genética son más vulnerables.
Mitos comunes sobre los hongos en las uñas
“Desaparecen solos”
No. Los hongos suelen persistir y empeorar con el tiempo si no se tratan adecuadamente.
“Solo les pasa a personas con mala higiene”
No necesariamente. Puede afectar a personas limpias y cuidadosas, especialmente si tienen otros factores de riesgo.
“Cortarse la uña es suficiente”
Reducir la uña afectada puede ayudar, pero no elimina el hongo. Es necesario un tratamiento antimicótico.
Opinión personal del profesional
Los hongos en las uñas de los pies son una afección común, molesta y persistente, pero totalmente tratable y prevenible. Ignorar los primeros signos puede llevar a una infección más difícil de erradicar.
El cuidado adecuado de los pies, una buena higiene y la atención temprana ante cualquier cambio en las uñas son fundamentales para mantenerlos sanos y libres de infecciones.

